El kéfir y el sistema inmunitario: cómo se relacionan
Cerca de 3/4 de las células del sistema inmunitario se producen en el intestino. Esto hace que la microbiota y, por lo tanto, la alimentación, tengan un papel fundamental en el funcionamiento de nuestras defensas. Pero todo esto, también está relacionado con el eje intestino-cerebro y con las diferentes etapas de la vida.
En este artículo te contamos cómo viene avanzando la ciencia en cuanto a la relación microbiota-inmunidad-cerebro y el lugar que cumple el kéfir en todo esto.
¿Cómo se desarrolla la microbiota y el sistema inmunitario?
En las primeras etapas de la vida existen muchos factores que tienen incidencia en la formación y desarrollo de la microbiota intestinal. Algunos de ellos son: la nutrición, el contacto con el ambiente y con la naturaleza, el tipo de parto que tuvo la persona, el lugar geográfico y otros factores como, por ejemplo, si se vive en un hogar con mascotas.
Varios estudios destacan el papel de la microbiota en la regulación de la inmunidad innata, así como de la adaptativa. También debemos saber que la microbiota se relaciona estrechamente al cerebro mediante lo que se llama eje intestino-cerebro.
Cuando termina el desarrollo ¿qué pasa con la microbiota?
En la edad adulta, cuando el cerebro y el cuerpo en general culminan su desarrollo, la microbiota intestinal se vuelve más estable, siendo la dieta el factor más importante para mantenerla sana.
El consumo regular de alimentos fermentados, especialmente si son probióticos, mezclado con un consumo de fibra alimentaria aumenta la diversidad de nuestra microbiota y esto tiene un impacto altamente positivo en las respuestas inmunitarias en personas adultas.
Un ejemplo de esto es la función de la microbiota de transformar los ácidos biliares primarios (que se forman en el hígado) en ácidos biliares secundarios. Estos últimos, tienen una influencia directa en la mejora de la inmunidad de las mucosas. Mucosas más sanas ayudan a bajar la permeabilidad del intestino y, por lo tanto, la inflamación y el surgimiento de enfermedades intestinales.
Pero es interesante que la relación entre microbiota y ácidos biliares tiene una influencia en la comunicación del intestino y el cerebro, y se ha encontrado evidencia de su implicancia en el desarrollo de autismo y trastornos psiquiátricos.
¿Qué pasa con la microbiota en la vejez?
En la etapa más avanzada de la vida, la microbiota se ve alterada en relación a la etapa adulta. Esto genera que el intestino pierda parte de su función “barrera”, tan importante en el sistema inmunitario. La afectación de la microbiota en la vejez genera un estado de inflamación crónica de bajo grado.
Algunos experimentos de trasplante de microbiota (algunos en humanos, otros en animales) señalan una mejora en el estado inflamatorio de personas de mayor edad al recibir microbiota de personas sanas más jóvenes y viceversa. Por lo que ésta puede ser una opción de tratamiento de la inflamación crónica asociada a la vejez.
Una alternativa a esto son las intervenciones dietéticas, es decir, cambios de hábitos alimenticios. Es aquí donde entra el kéfir. El consumo recurrente de alimentos fermentado y particularmente aquellos con microorganismos vivos, como el kéfir de Loto, modula positivamente las características del envejecimiento, ya que aumenta la longevidad. Siempre y cuando se acompañe con un consumo regular de fibra.
Además, se recomienda la dieta mediterránea como una de las dietas con mejores resultados a la hora de reducir el riesgo de enfermedades asociadas con la edad.